El gato, como siempre el mas inteligente de la familia, decide emigrar todos los años por estas fechas, hasta que la morriña y la falta de atun en lata le fuerza a volver.
La casa de la familia Peñascal deja a la ciudad de Las Vegas como una funeraria si la comparamos lumínicamente (no se si existe esta palabra, si no es así me la quedo en propiedad), tiras de luces por toda la casa, no hay objeto en la vivienda que no este rodeado o al menos en contacto con alguna bombillita o led, hasta hay que ingeniárselas para arrancar un trozo de papel higiénico sin peligro de quedar electrocutado de la forma mas triste y morir de una de las formas mas absurdas que se conocen, para la posteridad, ¿que como murió Fulano?, pues mire usted, estaba sentado en la taza del water, haciendo sus necesidades, se le ocurrió que por el momento ya había soltado bastante lastre y se dispuso a higienizar la popa del buque, no tuvo que buscar el rollo de papel pues estaba bastante iluminado pero al echar mano del cilindro recubierto de material eléctrico un mal empalme de cables hizo el resto, pero eso si, no se lo cuenten a nadie, deje de reírse y honremos su memoria.
El padre se dispone a dar por iniciadas las navidades con el encendido de las luces, los niños y su esposa ya se han colocado las gafas de sol, el perro, un bluesman o bluesdog de vocación (puestos al absurdo absoluto de la igualdad de sexo en el vocabulario, yo lo estoy por la igualdad de especies) y un ladrido de lo mas triste siempre las lleva puestas, y respiran hondo. El señor de la casa pulsa el interruptor, salta el automático y la luz sale a su propia velocidad de la casa.
- Como broma no esta mal, ahora enciende la luz por favor y háblame Joselito para que pueda localizarte y agradecerte de una forma muy efusiva este gran momento.
- Mari Puri, que no tengo ganas de reirme, ¿donde guardas las velas?.
La mujer pone cara de circunstancia en la oscuridad mas absoluta y recuerda la visita de la policía el año pasado por un sospechoso ascenso en el consumo de electricidad, ya fue bastante bochornoso explicar que lo que llevaba su hijo entre los labios no era de cultivo propio, que no había plantación alguna de planta aromática-narcotizante en toda la casa a pesar de que la factura de la electricidad hacía presagiar a las autoridades lo contrario y aguantar estoicamente el registro minucioso de la vivienda por parte de la sección de estupefacientes, perro incluido de los que caminan a cuatro patas.
- Hijo, habrá que inspeccionar todo el recorrido de las luces para ver donde esta el problema.
- ¡Pa!, ya se donde ocurrió el corto, mira ahí abajo.
El muñeco de Papa Noel colgaba chamuscado, empapado por la lluvia de hace una hora y envuelto en cable eléctrico, balanceándose en el balcón de los Peñascal. ajeno al exceso humano.
No solo hay excesos navideños en cuanto a consumo eléctrico también los hay en las muestras de afectividad, hablo de esos abrazos de oso, excesivamente fuertes, si eres de esos lee atentamente, si me estas dando un abrazo y ves que me pongo morado, no es por la emoción, es por la falta de oxigeno, en ese momento suéltame si quieres volver a verme vivo, con unas palmaditas en el hombro me conformo.
Feliz Navidad