Una tradición del siglo XIV como otra cualquiera, coincidiendo con el nacimiento de una condición laboral tan actual en nuestros tiempos como es la de las mujeres profesionales dedicadas al despiojamiento, de rabiosa actualidad ahora que comienzan los colegios, los hombres, aburridos, se dedicaron por diversión a matar bichos mas grandes, ni ardillas ni conejos por ser demasiado rápidos, ni ningún tipo de ave por cuestiones obvias de falta de logística aérea, empezaron con un toro cojo que mataron a collejas, en principio no parece muy violenta la muerte del tullido pero habría que añadir que, rodeado por centenares de valientes hijos de sus madres y, en algunos casos, los mas, hijos del párroco de la localidad sin saberlo, unos agarraban la cola del animal, otros la otra cola y otro extasiado le agarraba la lengua, al llegarle la colleja doscientos y pico el animal murió de infarto cerebral súbito. El último en darle una palmada en la nuca fue aclamado como un héroe, el resto de la manada humana se retiró a sus por entonces humildes viviendas libres de hipoteca e impuestos de bienes inmuebles, satisfechos y divertidos clamaban por repetirlo al año siguiente.Centenares de toros y algunos siglos después la Ilustración floreció en toda Europa y se olvidó de algunos pueblos españoles.
Al comienzo de la jornada se veía a niños con lanzas de juguete por las calles, fabricadas de plástico inocente. Las lanzas de sus padres y hermanos mayores eran de dos metros y medio de longitud, fabricadas estas para hacer pupa de verdad. El toro de este año se llamaba "Afligido", que chiste mas triste podría haberse hecho con su nombre, pesaba mas de 600 Kg. y su horóscopo indicaba que hoy tendría un día complicado, que no se fiara de las personas cercanas, que si cuidado con la salud, para un día que le acierta el adivino no va a poder contárselo a nadie.
Propongo que intentéis matar al astado con mondadientes, mejor dicho, con un mondadientes, y cuando logréis pinchar al valiente animal os lo pasáis de uno a otro para volver a intentarlo. Y nada de al aire libre por muy sano que sea, demos emoción al asunto, al toro lo metemos en una jaula metálica de tres por tres metros, instalamos una puerta para los valientes que iran entrando de uno en uno. Por los turnos no hay que preocuparse, el toro les indicara amablemente cuando deberá entrar el siguiente en la consulta del Doctor Morlaco. Para continuar la tradición las heridas que se produzcan serán curadas al método acorde con el siglo XIV, sin anestesia y sin escatimar previsibles amputaciones que den algo de colorido al festejo.
El pueblo que continúa en el siglo XIV es Tordesillas y el campeón de este año es un tal Oscar, alias Zamorano, que al ser entrevistado por los medios de comunicación ha indicado emocionado que se sentía como si fuera Cristiano Ronaldo, muy cañí y futbolero, lo dicho, un retrato fidedigno de parte de nuestro país, de donde no hay no se puede sacar
No hay comentarios:
Publicar un comentario