martes, 9 de agosto de 2011

La paciencia, virtud, defecto y maldición

A pesar de que pueda sorprender a mis compañeros de trabajo que a los diez minutos de convivencia laboral ya me ven soltar espuma por la boca, yo siempre les digo que tengo una gran paciencia, demasiada, y se echan a reír, no los culpo.



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Lleva tanto tiempo esperando que a veces se le olvida lo que espera. La paciencia es una virtud que con el tiempo suele convierte en maldición para quien abusa de ella. Unida a la cobardía es lo que le hace esperar en una estación al tren siguiente al que esta parado en este preciso momento y la comodidad se hace cómplice cuando esta sentado en un precioso banco de madera observando el paisaje y viendo subir y bajar a los pasajeros, tristes y felices, viejos y jóvenes, mujeres, hombres y alguna mascota encerrada en alguna moderna cárcel de plástico. El tren se pone en movimiento. Hasta que empieza a aburrirse de estar sentado y empieza a recordar los trenes que pasaron por la estación, calcula todas las estaciones que se ha perdido hasta este momento y a las que nunca llegará a tiempo de visitar. Apenas se ve ya el tren que se aleja circulando por la vía única de esta estación, la de ida.

Sigue, esta vez tumbado sobre el banco y solo en la estación, sumando tiempo gastado, siempre calculando posibilidades catastróficas, consecuencias funestas y disminuyendo las ventajas de cualquier decisión. Otro tren ha parado, no conoce a nadie y ni se plantea la posibilidad de subirse a el, como a tantos otros antes. No se arrepiente de las decisiones importantes que tomó, solo se arrepiente, en algunos casos, de no haberlas tomado antes o de no haberlas tomado y estas siguen orbitando a su alrededor como centenares de satélites hacen todos los dias alrededor de la Tierra, casi rozándose entre ellos mientras otro tren acaba de partir.

A veces cree saber lo que debe hacer y no lo hace, seguirá perdiendo su tiempo e intentará en lo posible no hacerlo perder a los que le rodean, otras veces algunas de esas decisiones son una apuesta al todo o nada, estas son las mas temibles y pueden marcar una vida, tome la que crea correcta o no. Es todo tan complicado, ¿O solo  lo parece?. Una vez tomó la decisión que pudo cambiar su vida y contó sus planes a una persona allegada, tras escuchar atentamente, esta persona le preguntó ¿estas seguro? ¿no sera que lo ves demasiado fácil?, aquella conversación terminó de hundirlo, ¿Es posible que no lo haya pensado lo suficiente? pensó, cayó en la mas profunda incertidumbre y aún esta sumido en ella, ¿Quizás la paciencia sea la solución?¿Y si encontrara la forma de parar el tiempo? tendría mas tiempo para buscar una salida. Pasaron diez años desde aquella reveladora conversación y  sigue esperando en la estación sin poder recordar que tren es el suyo.



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