viernes, 5 de agosto de 2011

El español que no quiso engañar a su empresa

Un día a finales de julio, tuve la imperiosa necesidad de quedarme a trabajar a mediodía por lo que tuve que acercarme a un bar para que me prepararán un bocadillo para comérmelo mientras le daba a la tecla, el ágape fue costeado por la empresa, el coste de la hora de trabajo corría de mi cuenta. Trabajo en una nave ubicada en un polígono y como todo polígono dispone de unos bares restaurantes donde desayunar, almorzar, comer... lo que se tercie y regado en abundancia con caldos de variada calidad, chupitos, vaqueritos, carajillos, quintos, tercios, un Don Simon cuando hay celebración por medio y un cubata cuando se cobra la extra. El diseño arquitectónico de estos establecimientos tiende a ser único, los expertos en la materia han venido a denominarlo diseño práctico, un aparador con pilas enormes de platos y multitud de vasos sin brillo, una barra enorme donde nunca falta el dueño del bar y el vendedor de cupones, me pregunto a veces si no sera el vendedor el que abre la persiana del bar por la mañana, siempre tiene mas cara de sueño que el dueño. Todo lo demás son paredes lisas y sin cuadros y dos maquinas, la del tabaco que quita la vida y la tragaperras que se la da al dueño y permite la supervivencia del local.

Llegué y pude adivinar la figura del dueño del bar a través de una densa atmosfera de una especie de oxigeno grasiento que hacia complicada la respiración y la digestión. Pedí mi bocadillo, tenía hambre así que no me molesto el magnifico tamaño del pan, serán mas o menos limpios, simpáticos, educados, pero en un bar de polígono es difícil que te quedes con hambre. Pedí una lata de refresco para beber ya que una cerveza no me pareció adecuada para realizar mi trabajo en condiciones.



El dueño salió a la calle a fumar cansado de respirar la grasa del ambiente. Con el bocadillo y la lata ya en mi poder y viendo poco interés por parte de la camarera a cobrarme, tuve que empujarla un poquito, a cobrarme digo. 

- ¡Perdona! ¿me puedes cobrar?. - 
- Claro, son tres con ochenta.-
- Tienes que hacerme un ticket para la empresa

La chica se acercó a la caja y mientras tecleaba las cantidades se giró hacia mi clavándome una mirada inquisitoria para preguntarme.

- ¿Te lo inflo?

Se hizo un silencio incomodo y pasó un ángel con un saco lleno de pensamientos impuros.

- ¿Eh? ¡mmm... ¡Ahh! ¡el ticket!, No, no hace falta.

Se encogió de hombros, volvió a prestarle toda la atención a la maquina registradora y cuando acabó de imprimir sobre el papel lo arranco con la violencia justa y me lo entregó mientras me miraba como a un bicho raro, no la culpo, soy un bicho raro, ya lo ha descubierto y no hay nada que pueda hacer. 

Por no querer engañar a la empresa que me paga, por quedarme a trabajar mas horas por iniciativa propia sin recibir compensación monetaria ni anímica y añadiendo a todo esto mi nacionalidad española que hace el asunto de la honradez mas extraordinario, si, soy un bicho raro, soy un español que intenta ser lo más honrado posible.

Tampoco vengan ahora a pensar que soy perfecto, tengo mis defectos pero los escondo hábilmente.

* * * * *

He comprobado que hay nuevos fans (que no conozco) a través de Facebook de este blog, lo cual me alegra y me anima considerablemente. Espero que os siga gustando y os sirva como escape, pues ese es el objetivo principal. Gracias por clicar "me gusta".

1 comentario:

Kofla Olivieri dijo...

A veces vale mas ser honesto que el dinero. Saludos!
Kofla @ God of War Diaries