jueves, 30 de diciembre de 2010

El viejo indio, la dormilona Louisa y el muy cafetero Sebastian

Un campesino indio se convierte en padre a los 94 años. La noticia al menos llama la atencion, pero si seguimos leyendo la nota de la agencia nos encontramos lo siguiente, la mujer tiene 55 años, que tambien deberia ser merecedora del titular de la noticia, el hombre afirma que se mantiene vigoroso a base de tres litros diarios de leche y medio kilo de almendras y este va a ser su primer hijo. Lo que es seguro es que muchas almendras tendra que comer para llegar a ver a su nieto.

Mientras algunos a los 94 estan mas que despiertos, resulta que hay una adolescente, Louisa Ball, que si pretendia estar en el anonimato no ha puesto mucho de su parte, que puede entrar en un profundo sueño y no despertar en diez dias, lo que tarda una rana en llegar a su alcoba y tras retirar un humedo cigarrillo de sus batracios labios darle un beso de tornillo. Aunque realmente lo que padece Louisa es un extraño cuadro clínico neurológico, se trata del Síndrome de Klein-Levin (KLS, en inglés), dicen de este sindrome que los médicos tardan un promedio de cuatro años en diagnosticarla, lo cual es absurdo de forma absoluta, si una persona duerme diez dias seguidos y se despierta ¿No es suficiente prueba? ¿Para que son esos cuatro años de diagnostico? ¿Una justificacion de sueldo? .




Los que sufren este sindrome, aparte de dormir demasiado, tienen cambios de conducta, son muy irritables y ademas tienen un deseo tremendo de comer, logico despues de diez dias sin comer, lo raro es que no se mueran de hambre. Louisa, de momento en el curriculum no conviene poner nada de este asunto por si acaso, si el puesto es de vigilante, ni te lo plantees.

Y como colofon al triunvirato de noticias absurdas posteriores al dia de los inocentes, llega el señor Sebastian, alias "su cafe", y dice que la subida en el precio de la electricidad no es para tanto, que solo supone el precio de un cafe por persona al mes. Pues yo prefiero tomarme mi cafe (con leche), llegar a los 94 años igual de potente que el indio aunque tenga de atiborrarme de almendras (humm, que buenas)  y dormir tan a gusto como la tal Louisa para ser despertado por el beso de una bella rana.

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