martes, 26 de julio de 2011

Los libros no se rayan

El otro día, un escritor al que me place conocer y no veo desde hace mas tiempo de lo aconsejable ( no todo el mundo conoce a un escritor que haya editado al menos un libro, el lleva dos lo que es un verdadero logro, su blog lo encontrareis en el lado derecho "El diablo me dijo") escribió sobre esas frases geniales que uno encuentra en los libros, de esas que te obligan a detener la lectura y relamer las ideas propias y ajenas. Jose Miguel, que así se llama el escritor, tiene la costumbre y parece gozoso de ejercerla, de subrayar estas frases y otras que le llaman la atención. No puedo defender esta manera de actuar, sería incapaz de rayar un libro que no sea diccionario, manual de cocina o un Kamasutra (en este tengo claro que escribiría "esto tengo que probarlo" "esto es imposible" "esta foto la han puesto del revés" "con probar esto ya me daría con un canto en los dientes" etc. etc)., en la EGB ya era conocido entre mis compañeros por mis dibujos animados, aun conservo mi diccionario de ingles y sus películas dibujadas a lápiz en el borde del Vox Ingles-Español, por lo que concierne al libro de cocina, no ha hecho falta rayarlo, lleno de salpicaduras de aceite ha quedado poco "apetecible", amen que no es comestible.

La tarde del domingo la pase en casa alejado lo mas posible del ordenador, tumbado en el sofa y leyendo para abstraerme de la realidad y el pesimismo que parecen ir de la mano, a ver cuando se enfadan y se van cada uno por su lado y se separan definitivamente, de momento ni de broma. Superada mas o menos la mitad de "El amor en los tiempos del cólera" me encontré con lo siguiente: 

"Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga otra vez y muchas veces a parirse a sí mismos"

No la subrayé, ni instale una bombilla, ni puse un triangulo de emergencia a la distancia exigida por la ley vial, ni tan siquiera le coloqué un localizador GPS por si la robaban, doblé una de las esquinas de la página y seguí leyendo hasta que me cansé. Hoy, gracias a este método poco agresivo he podido llegar al lugar exacto para poder copiar aquí este pensamiento, gracias a este método que siempre utilicé para saber el lugar donde continuar la lectura hasta que empecé a usar tarjetas de visitas y calendarios de mano podemos compartir un poquito de Gabriel García Márquez.



Gracias Gabo

1 comentario:

José Miguel Vilar-Bou dijo...

Pues fíjate que no puedo evitar subrayar.