sábado, 19 de marzo de 2011

La proxima me llevo el bocadillo de casa

Saltandome la norma de no salir entre semana acabe en Xativa compartiendo mesa para cenar en compañia de otros tres comensales, MJ, R y P.

P habia reservado mesa una semana antes, mientras nos acercabamos andando al local de "arte y ensayo culinario" miraba algo confundido el cartel del mismo y nos indicaba al resto que reservo la mesa porque conocia al dueño y que el cartel que colgaba en la fachada era distinto. Primera señal celestial, durante esa semana el local habia cambiado de dueño.

El local era realmente grande y espacioso, vacio como estaba cuando llegamos era realmente de una capacidad colosal, casi se podrian celebrar competiciones olimpicas en su interior. P se encontro al momento contrariado de haber realizado la reserva de la mesa una semana antes, estaba vacio. Lo peor no habia llegado todavia.

Nada mas llegar nos sentaron en una de las mesas, concretamente en las sillas que habia alrededor de la mesa y se nos acerca una chica a tomarnos nota.

- ¿Que va a ser?, 
- Pues no lo tenemos muy claro, ¿Que tienen?
- Cacaos, ....

Lo que dijo despues de la palabra "cacaos" lo he olvidado por completo, convertida de repente en una de esas situaciones dificiles de olvidar y con mucho temple por nuestra parte hacemos que la cena llegue a buen termino, cueste lo que cueste. Empezamos eligiendo unas tapas "basicas", bravas que nunca llegaron, jamon que llego casi al postre, sepia que curiosamente sabia a sepia... dos bocadillos de tortilla con diversos ingredientes y un blanco y negro para mi, P no tenia hambre o se la veia venir. Un blanco y negro matematico, "un" blanco (una longaniza y mas bien corta) cerca de la punta del bocadillo y "un" negro (una morcilla) en la parte mas ancha, no me puedo imaginar vida mas solitaria que la de ese embutido dentro de ese pan recien descongelado en el microondas, menos mal que no le quitaron la moya del pan, me habria quedado con hambre.

- ¿Para beber?
Hacemos una encuesta rapida y gana el vino, tres a uno, rapidamente la oposicion se une a la mayoria absoluta, vino para cuatro.
- Vino
- Bien, ahora mismo.

Al momento se acerca el que parece el dueño del local con tres botellas, un Berberana, un blanco y un rosado. Elegimos el Berberana. Con un estilo insuperable deja el resto de botellas y vuelve para servirnos con   la botella elegida cogida por el cuello, puño cerrado y balanceandola como si fuera a hacer algun lanzamiento improvisado, ¿porque la agarra de esa forma?, no lo se, la botella llega a nuestra mesa muerta por asfixia. Dispuestos a que la cena se nos hiciera lo mas corta posible atacamos despiadadamente el vino mientras intentabamos animar a un desconsolado P que no daba credito al sitio donde nos habia conducido. Cuando se acabo el Berberana, pedimos el vino blanco, total, de algo hay que morir y estabamos predispuestos al suicidio colectivo, descubrimos que el blanco habia salido a pasear varias veces por el local, caducado y con un sabor al que los sumillieres no han encontrado la palabra exacta para describir.

Mencion aparte merece el jamon que llego casi al final de la cena, una medida intermedia entre la loncha y el taco. ¿Quien necesita ladrillos?, Con un poquito de argamasilla podriamos habernos hecho un paellero con ese jamon, acabamos con el porque al menos sabia a jamon.

Los que estuvieron en la cena saben que no exagero y tampoco es cuestion de exigencia. Para los cafes, sobres de azucar de rabiosa actualidad... 

Os recuerdo que hemos pasado la mitad de marzo.


1 comentario:

Mjo dijo...

Al menos los cortados sabian bien, bueno, uno muy claro y el tirando a oscuro. Lo mejor la compañia...y el concert, aunque no todos pensaran lo mismo.