Desde su estrado en el parlamento italiano, Silvio da lectura de los presupuestos del estado italiano ante una camara entregada y a punto de la dislocacion de cuello de asentir al digno jefe de estado, pobre del que no asienta, no hay escapatoria con una camara de vigilancia por escaño, mientras cincuenta tifossi del Milan estan en las cabinas de supervision a la caza del que no mueva lo suficiente el menton.
Para colmo de los italianos, ciegos por la television totalmente controlada por este aprendiz de Mussolini, va a sacar un disco de baladas. El disco es una colaboracion con un cantautor al que conocio durante una cena en un hotel. El cantautor en cuestion no participaba como comensal, sino que era el encargado de amenizar la velada tocando de mesa en mesa, ya sabeis, el pelmazo con traje de etiqueta y sonrisa falsa de oreja a oreja que estas deseando que se vaya a la otra punta del local. Hubo flechazo, el cantautor encandilo a Silvio, y este, como parece que le sobra tiempo despues de gobernar un pais, un equipo de futbol y unas cuantas cadenas de television, se ha dedicado a escribir unas cuantas canciones. Asi, entre viajes por aqui y por alla, riendose de Merkel y Obama y deleitandose con sus amiguitas en su mansion de Corcega, este bufon de si mismo ha encontrado tiempo para entrar en un estudio de grabacion y perpetrar un atentado musical.
No se puede decir que este tipo no sea sensible, no se puede decir ni en la television ni en la radio italiana, totalmente controladas con manos de capo. Durante el terremoto en la zona de L'Aquila, aconsejó a los afectados que se tomarán su estancia en las campos habilitados para los refugiados como "un fin de semana en el cámping", "Tomaos unos días, los pagamos nosotros" añadio mientras no paraba de sonreir.
A Franco le sacaban las cañas de pescar con el salmon colgando del anzuelo y casi ahumado, el salmon digo, y a Silvio supongo que debe venirle la inspiracion en forma de papel pasado por debajo de la puerta.
Berlusconi, en su despacho de 1977, en una imagen publicada por el semanario italiano L'Espresso. En la foto podemos apreciar al romantico trovatore y su instrumento favorito encima de la mesa. |
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