Cuando empece a escribir este post me encontraba de vacaciones y cuando se publique la entrada estare ya de vuelta en el trabajo. Se habla del sindrome postvacacional todos los veranos pero estos ultimos años dicen que debido a la crisis economica, el mal de ir a trabajar es menor y la gente que mantiene sus empleos vuelve mas contenta al trabajo, mas de uno ha vuelto, se ha encontrado la persiana cerrada y ha cogido un sindrome de verdad.
Por mi parte me he quedado en casa, en mi refugio espiritual como un soldado en su trinchera, poniendo en practica diversas tecnicas para soportar el calor, ventiladores, balcones abiertos, toldos (recien estrenados) desplegados e hidratacion a base de liquidos, incluyendo el agua.
Me encuentro descansado a pesar de no haber salido apenas de mi ambiente, podia ser peor...
Los hay que despues de un dia preparando maletas se van a la playa a pasar unos dias de "relax", una vez han llegado, los niños se despreocupan de las maletas y salen en la busqueda de otros despreocupados benjamines que les enseñaran nuevas maldades aprendidas durante el invierno, el padre, con la excusa de ir a comprar tabaco, sale a explorar los alrededores en busca de chiringuitos y realizar un estudio en cuanto a su capacidad, cercania y presencia femenina en la barra. En cuanto a la madre, se ha quedado en el apartamento abriendo las maletas y repartiendo el contenido por cajones y estanterias. Pasadas unas horas los niños han aprendido rapido, ya han cometido una fechoria, los han pillado in fraganti rompiendo los cristales de una vidriera de la iglesia, benditos ellos, y van camino de la comisaria, el padre esta medio borracho intentando ligarse a un surtidor de cerveza y la madre cargada con su silla esta pisando la arena que parece sacada del mismisimo infierno, camino de la orilla, esta a veinte metros del agua, en medio de una selva de sombrillas multicolor, y ve que es imposible acercarse mas, aqui se queda, abre la silla, la planta, se sienta y suspira. Un rato mas tarde se acerca una joven hablando con un microfono en la mano y un camara de television le acompaña enfocandole el trasero
- Nos encontramos en directo, en la playa de Cullera y vamos a preguntar que tal lo estan pasando los veraneantes, a ver señora , ¿Como lo esta pasando? Que le parece esta playa?-
La madre sorprendida ante tal despliegue mediatico contesta.
- Muy bien, acabo de llegar y estoy super relajada, esto es como el paraiso.
En el transcurso de esta brevisima conversacion unos jovenes han subido el volumen de una radio hasta niveles delictivos, dos niños han pasado por debajo de la silla persiguiendo un perro, un esqueletico chaval ha gritado al clavarse la sombrilla sobre su propio pie y finalmente un balon golpea el microfono de la periodista que da por terminada la conversacion
- Señora, que envidia nos da, gracias por atendernos.
En el momento preciso que la madre estaba pensando en la envidia que iba a dar a sus vecinas por haber salido en la television y la necesidad de haber traido un machete para poder hacerse sitio entre la marabunta humana para llegar hasta el agua del mar, su marido conseguia finalmente una cita con el surtidor de cerveza y sus chiquillos comenzaban oficialmente su carrera delictiva.
Que suerte de vacaciones tienen algunos... me quedo como estoy.
1 comentario:
Muy buenas, estoy de vuelta... sin síndrome post-vacacional. Nunca he entendido la atracción morbosa hacia la falta de civismo para estar en la playa... de relax. Nosotros estamos relajados, entre Italia y mi viaje a Esto-esel-colmo. Ahora, a disfrutar de casa, del nene y de los entornos controlados (sobre todo, sin el waka-waka a 20dB) ;)
Publicar un comentario