"Un cliente puede tener su automóvil del color que desee, siempre y cuando desee que sea negro"
Henry Ford
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Hay un subgénero en los anuncios publicitarios, el de los coches, hay tantos y tan variados, la mayoría llevados al extremo, colocando a una mujer dentro de un vehículo en la azotea de un edificio, con los ojos tapados y dejando todo el control al coche para aparcar al borde del precipicio, eso si, con el cinturón de seguridad puesto, por si acaso.
Y el no va mas, poniéndote en las situaciones mas cotidianas, ¿A quien no le ha ocurrido nada mas salir del garaje encontrarse con un helicóptero conducido por alguien al que pareces deberle pasta, mucha pasta?, pues eso, lo normal, que sales del garaje y te están dando los buenos días desde los cielos con unos misiles de esos que hacen pupa, aceleras, derrapas a un lado y al otro de la carretera, pillas un baden y saltas por encima del helicóptero, cuando estas al lado del piloto, en tres o cuatro décimas de segundo, bajas la ventanilla, sacas un brazo y con la palma de la mano le sueltas una colleja y vuelves a rodar sobre el asfalto sin sufrir daño alguno, ni en amortiguadores, ni en las ruedas, ni en el posavasos automático, cuando ya te has escapado el tío del helicóptero parece sufrir una depresión repentina y decide estrellar su aparato En el anuncio todo esto se hace sobre una espesa capa de nieve, como soy de Valencia he obviado ponerlo mas complicado, como mucho podríamos hacerlo sobre arena.
El final del anuncio es un final feliz, se encuentra con su churri que la esta esperando hace 30 años, que me puedo creer lo del helicóptero, lo de los misiles, lo del coche volando y haciendo piruetas, pero lo de los 30 años esperándote no cuela.
¿Quien necesita toda esa adrenalina? Yo prefiero llevar una vida mas tranquila, creo que intentare evitar cualquier conflicto armado comprándome una bicicleta.
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Me acordé de Elastica, un grupo muy utilizado en su momento por los publicistas.
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